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Tras la II Guerra Mundial, el papel de la carrera de armamentos entre 1945-1980, ha determinado la actividad y correlación de fuerzas. La creación del estado de Israel, el impacto e influencia, de la URSS y China “era Mao Tse-tung”, la irrupción de EEUU como primera superpotencia, unido a la guerra fría, y las guerras parciales junto al papel de Europa, teatro de operaciones estratégicas y despliegue táctico, han marcado la actividad del planeta, en esos 35 años del siglo XX.
1.6.1. Israel del Holocausto a Filistea.
A finales de la II Guerra Mundial, cuando se estaba liberando el territorio de Polonia de los cinco años de ocupación alemana, las tropas rusas entraron en Oswiecim (Auschwitz). En aquel entonces pocos sabían, de la existencia de esa localidad. El anonimato podría ser destino, y no sería el peor posible... Pero el mundo se enteró de su existencia y se estremeció.
Tras la II Guerra Mundial, el papel de la carrera de armamentos entre 1945-1980, ha determinado la actividad y correlación de fuerzas. La creación del estado de Israel, el impacto e influencia, de la URSS y China “era Mao Tse-tung”, la irrupción de EEUU como primera superpotencia, unido a la guerra fría, y las guerras parciales junto al papel de Europa, teatro de operaciones estratégicas y despliegue táctico, han marcado la actividad del planeta, en esos 35 años del siglo XX.
1.6.1. Israel del Holocausto a Filistea.
A finales de la II Guerra Mundial, cuando se estaba liberando el territorio de Polonia de los cinco años de ocupación alemana, las tropas rusas entraron en Oswiecim (Auschwitz). En aquel entonces pocos sabían, de la existencia de esa localidad. El anonimato podría ser destino, y no sería el peor posible... Pero el mundo se enteró de su existencia y se estremeció.
Oswiecim se convirtió en una poderosa fábrica de exterminio de judíos a escala industrial, con un ciclo de producción bien meditado: desde el suministro incesante de “materia prima” (personas vivas de diversas edades, nacionalidades y sexo), hasta el aprovechamiento integral (ropa, calzado, coronas dentales, cabellos, ceniza). En el centro mismo de la Europa civilizada que había dado al mundo a humanistas insignes, se vivió esta barbarie. Había vías de acceso donde llegaban los trenes cargados de víctimas procedentes de todos los confines del continente; el fúnebre camino de la muerte de millones de seres humanos; ahí estaban las seudoduchas, donde se encerraba a las víctimas para asfixiarlas con gas, crematorios, donde se transformaban en cenizas, almacenes donde se acumulaban clasificadas las prendas de los exterminios; pacas de cabellos listas para las fábricas de colchones, veredas cubiertas de algo parecido a la arena, donde podían verse restos de huesos triturados. El mundo se enteró de lo acaecido en Oswiecim, Maikanek, Treblinka y otros combinados de la muerte nazis.
A finales del siglo XIX, proliferaron en el imperio kaiseriano las obras de activos predicadores del racismo: Houston Stewart, Chamberlain, Ludwig Woltmann, Eugen Düring y otros. Consolidados como movimiento político los fascistas alemanes hicieron suyo el ideario racista, convirtiéndolo en osamenta de su concepción del mundo. Según esta idea, la humanidad se divide en dos bandos desiguales: la minoría selecta, biológicamente elitaria (la raza superior) y la mayoría poco valiosa (razas inferiores). Los representantes de la raza superior (primer término los germánicos) eran depositarios de todas las virtudes, mientras los inferiores de todos los vicios.
Henrich Himmler (dirigente de las SS): “El infrahombre -según él- es obra de la naturaleza completamente idéntica, a primera vista, al hombre: con las manos, una especie de cerebro, los ojos y la boca. Pero es algo distinto, es una criatura horrorosa. No es más que una semejanza del hombre que, dotada de facciones humanas, se halla –en el plano espiritual-mucho más abajo que la bestia. En el alma de esos seres reina un cruel caos de pasiones salvajes y desenfrenadas, el ilimitado afán de destruir, la envidia primitiva y la bajeza más escarnada. En fin un infrahombre. Así que no es igual todo lo que tenga apariencia humana. Pobre de aquel que lo olvide”. (J. Wulf, “Heinrich Himmler”, Berlín 1960, s. 23).
Además del racismo se acompañó el culto a la violencia.
Oswald Spengler, Jahre des Entschidung. Erster Teil, Múnich 1933, s. 14): “En aras de sanear la sociedad, hay que erradicar instituciones sociales que alivian la vida a los débiles, enfermos y minusválidos, y que frenan con ello el natural proceso de liberar a la sociedad de cuanto les estorbe”.
Para practicar la violencia, los nazis escogieron por un lado a los judíos y a los gitanos, y por el otro, a los pueblos eslavos. A partir de 1918, los judíos obtuvieron la igualdad en derechos ciudadanos, de tal forma que cuando ascienden los fascistas al poder en Alemania, ya existía una considerable minoría hebrea. Se había reforzado el dinamismo económico de la población hebrea, en la esfera de la pequeña empresa y el comercio. Varios hebreos habían ocupado destacadas posiciones en la cultura, literatura, y en la vida política. De forma que la población alemana conservadora veía con recelo ese proceso, y se reavivó el antisemitismo que se había cultivado en los alemanes desde los tiempos medievales. La insatisfacción social, iba transformándose como “la conjura hebrea”. Desde enero de 1933, se crearon las condiciones para que la población judía abandonara el país. Sus empresas, recibieron un “tratamiento especial” para socavar su competitividad. Piquetes de asalto, apostados junto a tiendas judías, ahuyentaban a los compradores, y con amenazas, se coaccionaba a los judíos a transferir la propiedad a funcionarios del régimen nazi. Jurídicamente se emitieron leyes de restricción. Se les prohibía ejercer cargos estatales, participar en las organizaciones públicas, y escoger profesiones liberales.
En septiembre de 1935, se pusieron en vigor las leyes de Nuremberg, que privaban de todo amparo jurídico a la población hebrea. Perdían la nacionalidad alemana, se prohibían matrimonios entre hebreos y ciudadanos de sangre germana o afín, y era delito criminal las relaciones intimas entre hebreos y arios. (Proceso de Nuremberg: El juicio contra los jueces nazis. Moscú 1970, pag. 151). Muchos intelectuales judíos abandonaron Alemania; empezaron a emigrar los miembros más potentados de la comunidad hebrea que tenían capitales en el exterior. Pero la mayoría de la población judía, no deseaba, pese a la persecución abandonar el país, al que estaban vinculados por el nacimiento, el idioma, y la cultura.
Los nazis entonces optaron por el terror racial. So pretexto del atentado perpetrado contra un diplomático alemán en París, una ola de allanamientos de locales hebreos recorrió Alemania los días 9 y 10 de noviembre de 1938. Se destruyeron empresas, quemaron sinagogas y se mutiló a centenares de personas. Unos 30.000 hebreos fueron confinados en campos de concentración, y se impuso una contribución fiscal por valor de muchos millones de marcos. Esta operación fue dirigida por el servicio de seguridad SD, al que Hitler había confiado en 1935-36, el control de “la solución de la cuestión judía”. Los judíos pobres intentaron salir del país, pero precisamente entonces se les dificultó su salida en aras a un plan aún más macabro que había empezado a madurar entre los dirigentes nazis. La anexión de Austria, donde había una numerosa comunidad hebrea, animó la conquista de territorios polacos. Pero con la ocupación de Austria, la población hebrea era tan numerosa que los nazis obviamente no podían resolver “la cuestión judía” por vías crueles pero indirectas. Entonces se comenzó a elaborar la teoría de trasladar por la fuerza fuera de Alemania, a los judíos. En la Polonia ocupada, los judíos vivían hombro con hombro con los polacos. Desde el momento de la ocupación polaca la tarea de “librarse” de los judíos estuvo íntimamente relacionada con la de librarse de los polacos también. En el marco de la llamada “Gobernación General” Himmler, el 30 de octubre de 1939, dictó una disposición por la cual en el plazo de cuatro meses se debía deportar de las provincias polacas occidentales y las septentrionales proclamadas como parte del imperio alemán, a todas las personas de nacionalidad judía (al igual que a polacos “especialmente hostiles” a los alemanes). Cientos de miles de judíos y polacos fueron desalojados por la fuerza de sus tierras natales. La evacuación y ubicación de judíos en ghettos trajo morbilidad y mortalidad en masa. “La solución territorial definitiva”, entendía trasladar por la fuerza a los judíos europeos a la isla de Madagascar. Se suponía que las difíciles condiciones climáticas de Madagascar, reducirían al poco tiempo el número de los emigrados, cumpliéndose por la vía natural la tarea que se habían propuesto. Barcos pertenecientes a países ocupados por Alemania debían trasladar anualmente a la isla a un millón de judíos. De ese modo, quedarían completamente “limpios de judíos”, en cuestión de 4 o 5 años los territorios dominados. A partir de junio de 1941 fracasada la operación relámpago sobre Rusia, este plan fue desestimado por ser inviable en medio de acciones militares una deportación masiva allende el océano.
Charla de Hitler con Herman Rausching (Proceso de Nuremberg, Recopilación de materiales, Tomo I, M1954, pág.518) (política de Alemania en relación a los “pueblos racialmente deficientes”): “Hemos de exterminar a la población. Esto figura en la misión de proteger a la población alemana. Si me pregunta qué entiendo yo por el exterminio de la población, contestaré que entiendo por tal la destrucción de unidades raciales enteras. Precisamente esto es lo que pienso llevar a la práctica. Dicho grosso modo, ésta es mi misión. La naturaleza es cruel; por lo tanto, tenemos derecho a ser crueles también. Y si yo mando al crisol de la guerra a la flor y nata de la nación germánica, derramando sin piedad ninguna la preciada sangre alemana, tengo entonces derecho –y de eso no cabe duda- a exterminar a millones de seres de raza inferior que llevan una vida parasitaria. Por “destruir” no entiendo el obligatorio exterminio de esa población. Sencillamente, tomaré medidas para detener sistemáticamente el incremento natural de esa población. Puedo separar por unos años a las mujeres de los hombres.....).”
15-16 de agosto de 1982, Nicosia, Chipre. Conclusiones de la Comisión Internacional investigadora de crímenes de Israel, contra los pueblos libanés y palestino. “El 6 de junio de 1982, las tropas regulares de Israel invadieron el territorio del Líbano, por órdenes del premier israelí Menachem Begin ....”.
Se calculan más de 50.000 palestinos y libaneses muertos y 70.000 heridos, en la operación israelí denominada “paz para Galilea”. Miles de desaparecidos, cerca de un millón de personas sin hogar, aniquilados 14 campamentos de refugiados palestinos, ruinas en Beirut occidental, destruidas decenas de aldeas, y tres ciudades grandes en el Sur del país. En Beirut “el pueblo de la Biblia”, se ha hecho realidad las palabras bíblicas “...y las montañas se convertirán en valles”. (Periódico Haaretz, 10.VIII.1982). Sabra y Shatila se convirtieron en dos campamentos palestinos símbolos bárbaros e inhumanos, de refinada crueldad y del sadismo desenfrenado.
20/9/1983 Asamblea de la ONU Resolución 38/39:
Condena colaboración de Israel con apartheid del gobierno de Sudáfrica. En 1979 la República Sudafricana e Israel, realizaron una explosión nuclear en la costa sudafricana. En el régimen racista de Sudáfrica se han concentrado 500 monopolios norteamericanos (Ford Motor, Chrysler, IBM, General Electric etc), se suministró durante años armas y material militar, en 10 años por más de 500 millones de dólares, ayudando al régimen racista a construir una fuerte industria militar propia, y acercando al régimen de Pretoria a la colaboración con la OTAN.
En 1989, EEUU importaron de la República Sudafricana, el 38% de sus compras en el exterior de mineral de cromo, el 50% de manganeso, el 51 % del paladio y el 74% del platino.
Israel nació de un sueño político: el sionismo, o Gran Israel, desde el Nilo hasta el Eufrates, que comprende Palestina, Siria, Irak, Líbano y Egipto. En 1897, Théodore Herzl organizó en Basilea el primer congreso sionista, en el que preconizó un estado judío que fuera un refugio contra el antisemitismo. La instalación de colonos judíos en Palestina a partir de 1870, se acentuó a partir de 1917, pese a la creciente oposición de los árabes y más tarde de los británicos. La persecución de los nazis en la II Guerra Mundial precipitó el advenimiento del Estado de Israel.
Una cuestión importante es la referida a los Estados Unidos a partir de su independencia. Después de 1800 se establecieron en Nueva York, Filadelfia y Boston delegaciones de los principales bancos europeos. David Parish (venía de Londres), suscribió 16 millones de $ en deuda pública en 1812 para financiar la guerra contra los ingleses. En 1937 August Belmont (oriundo de Alemania), con el tiempo destacado banquero neoyorkino, representaba a la Rothschild. En 1860, J.P. Morgan se separó de su padre, que aún siendo norteamericano fundó y dirigió su casa en Inglaterra; el hijo estableció la House of Morgan en Estados Unidos. A finales del siglo los banqueros yankis e ingleses recibieron el refuerzo de los judíos alemanes. J. & W. Seligman, Lehman Brothers, Kuhn Loeb y Goldman Sachs.
En la guerra de los bóers, en Sudáfrica, se captaron 12 millones de dólares en bonos de guerra británicos. En 1905 guerra ruso japonesa, el gobierno japonés solicitó a Wall Street 75 millones de $, la propuesta fue aceptada por la firma Kuhn Loeb, cuyo patrono, Jacob Schiff, tras emigrar de Frankfurt se había casado con la hija de Salomon Loeb, haciéndose socio de la misma. Schiff después de J.P. Morgan fue el banquero de inversiones más conocido de la época, especializándose en emisiones de ferrocarriles. Participaba en las organizaciones judías neoyorkinas, Al enterarse del trato del zar Nicolás II a los judíos en Rusia (en 1903 se produjo una matanza de judíos en Rusia y varios progromos, así como en Polonia), se indignó y acusó a Nicolás II de tirano cruel y antisemita. Esta iniciativa de Schiff, provocó una ola de adhesiones y más de 1.500 inversores suscribieran 500 millones de $. Posteriormente Schiff suscribió también un millón de rublos en un empréstito a favor del Gobierno ruso de Kerenski 1917. Entre 1914-1917, J.P. Morgan captó casi 2.000 millones de $ a favor de los aliados anglo-franceses, el eje austrogermánico reunió unos 35 millones de $ en Estados Unidos. El final de la I Guerra Mundial anunció una época de dificultades. Alemania estaba en el caos, en Rusia había comenzado una guerra civil, y la epidemia de gripe barrió Europa causando veinte millones de muertos, el doble de las bajas ocasionadas por la guerra. Los Estados Unidos enriquecidos por la guerra salieron de la recesión en 1921.
Palestina punto de unión de Africa, Asia y el mundo mediterráneo. Canaán, Israel, Palestina, Tierra Santa, otros tantos nombres, que evocan los dramas pasados y las angustias del presente. El nombre de Palestina, heredero de un pueblo desaparecido, los filisteos, galvaniza actualmente la esperanza de una nación que reclama su tierra para recobrar su identidad. El país de los filisteos, Falastín (en árabe), viene de los filisteos pueblo probablemente indoeuropeo, que se estableció en los siglos XIII y XII a. de C. en la región de Sefelá, creando cinco distritos: Gaza, Ascalón, Achdolt, Gat, Ekrón, mientras que los hebreos se implantaban más al Este. Filistea fue anexionada por Nabucodonosor. Es a partir del historiador Herodoto, cuando los griegos llamaron Palestina a Filistea, región situada al este del Jordán.
Las religiones en Israel son: judaísmo 82%, islam 13,8%, cristianismo 2,3%, drusos 1,7%.
El judaísmo (antiguo testamento). no solo es una religión, sino una manera de ser. Basado en un punto de vista muy simple, la fe en un Dios único (monoteísmo) y en su revelación transmitida por la Biblia, el judaísmo ha desarrollado un conjunto de doctrinas y de prácticas que impregnan toda la vida de los judíos. Los principios esenciales de su doctrina, están resumidos en el Decálogo, los diez mandamientos confiados por el Creador a Moisés en el Sinaí. A ellos hay que añadir el precepto fundamental del Levítico (19,8): “Amarás al prójimo como a ti mismo”. Las principales enseñanzas de la religión judía fueron resumidas en trece artículos por Maimónides (1135-1204), que es el principal teólogo y filósofo judeo-hispano. Sectas judías: el judaísmo desde el siglo II se fragmentó en corrientes (esenios rigoristas, saduceos fundamentalistas, zelotes fanáticos) de las que después del 70 d. De C. solamente subsistió el movimiento fariseo, más liberal que los anteriores. Después el judaísmo ha sufrió pocas disidencias: los karaítas (cerca de 17.000) secta aferrada al sentido literal de la Biblia, nacida en Mesopotamia en el siglo VII; los sabatianos de la que se formo una secta judeomusulmana, y los “frankistas” fieles a los “mesias” Shabbetai Tsevi (muerto en 1679) y Joseph Frank (muerto en 1791). Los samaritanos (quedan unos 480) descienden de los judíos del norte dispersados por los asirios en el 721 a. d. C. Los falashas, judíos de Etiopía, de los que 20.000 fueron acogidos por Israel en 1984, practican un judaísmo arcaico. El hasidismo no es una secta, sino una corriente pietista, nacida en Rusia en el siglo XVI.
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