Salir del nido, acabar los estudios, encontrar trabajo, independizarse... dar los pasos que hacen que una persona traspase la línea cada vez más delgada entre juventud y madurez nunca ha sido fácil. En el último año, la crisis se lo está poniendo aún más difícil a la gente joven. Porque también ellos, los jóvenes entre 18 y 30 años, la sufren. Están en las colas del paro, en las listas de endeudados, entre los que curran para pagarse una carrera o estudiar un máster, entre el millón de hogares con todos los miembros en paro, en las listas para conseguir una vivienda de protección oficial (la única que pueden pagar)... Los jóvenes están en crisis.
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