La crisis pasa factura a los trabajadores extranjeros más preparados. La proporción de inmigrantes que llega a puestos de responsabilidad en empresas de todos los tamaños es tres veces menor que la de españoles, y aún resulta inferior el peso del colectivo foráneo entre los técnicos y profesionales de las ramas científicas. El desplome de la construcción no ha impedido que esta actividad siga siendo refugio para la mano de obra que llega de fuera. Cada vez son más numerosos los inmigrantes cualificados que se ven obligados a emplearse "en lo que salga".
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