En los negocios, como en la mayoría de las cosas de la vida, no siempre es bueno decir toda la verdad. Pese a su larga y exitosa carrera en la administración de fondos británicos, Simon Davies, presidente ejecutivo de Threadneedle Asset Management - la cuarta administradora del Reino Unido- , aparentemente no ha comprendido esta sutileza.Davies causó revuelo en Londres esta semana cuando hizo una declaración que, aunque es común en las conversaciones que se escuchan en los bares de "la City", normalmente no se hace en horas de oficina: llamó a los inversionistas - sus clientes- estúpidos.
En una entrevista con el Financial Times, Davies dijo: "La gente toma decisiones estúpidas. Sólo ven las virtudes de la diversificación una vez que algo cae. Hace tres años se arrebataban las acciones tecnológicas y ahora quieren dejarlas, e irse a comprar una casa más grande de entre las más caras en el mercado".Davies aceptó que los administradores de fondos han alentado a los inversionistas a actuar como idiotas, pero limitó su responsabilidad. "Los alentamos a ser todavía más estúpidos. Pero pienso que el fuego ya está ahí. Probablemente le echamos un poco más de leña - en lugar de agua- , pero pienso que el fuego proviene de la avaricia del inversionista individual", aseguró.Molestia en consumidores Los grupos de consumidores se sintieron indignados por esta inusual muestra de honestidad.Pero Davies es un hombre que, al hallarse en el hoyo, no necesita preguntar dónde está la pala, la puede encontrar por sí solo.Tras darse cuenta de su error, recurrió a la "guía de consejos básicos para salir de terribles aprietos" y afirmó que sus declaraciones habían sido citadas erróneamente y malinterpretadas.A la luz de sus declaraciones, los analistas aseguraron que Davies no duda que el coeficiente intelectual de muchos inversionistas es bajo.
Sin embargo, los expertos precisaron que muy probablemente la mayoría de las personas de su ramo está de acuerdo con él.Episodio indigno A juicio de los expertos, Davies tiene algo de razón. Los inversionistas llevaron a las punto.com y las empresas de telecomunicaciones a alturas desproporcionadas en los mercados.Además, cambiaron a fondos de monitoreo, aunque estaban demasiado expuestos a acciones sobrevaluadas. Y ahora, cuando el mercado podría estar cerca de tocar fondo, están metiendo su dinero en casas y bonos.Para los administradores de fondos, esto constituye un problema. Los clientes sólo esperan que hagan una cosa: hacerles ganar dinero. Pero en los últimos tres años, eso ha sido casi imposible.
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